Enclavada a orillas del río Guadalquivir, Sevilla es heredera de un rico legado árabe y de su condición de próspero puerto comercial con las Américas. La capital andaluza destila alegría y bullicio en cada una de las calles y plazas que configuran su casco histórico, que alberga un interesante conjunto de construcciones declaradas Patrimonio de la Humanidad.
La Catedral de Sevilla ostenta el título de Magna Hispalensis desde su construcción, siendo no sólo el mayor edificio gótico de cuantos existen, sino uno de los más colosales de toda la cristiandad. Fue declarado Monumento Nacional en 1928 y catalogada en 1987 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Custodia importantísimos archivos y bibliotecas entre ellas la Biblioteca Colombina en el Patio de los Naranjos. Su fisonomía es producto de las sucesivas ampliaciones y transformaciones acaecidas desde que en el solar se alzara la Mezquita Mayor de los almohades, construida en siglo XII. Hoy en día los únicos restos que podemos ver de aquella mezquita son el Patio de los Naranjos y el alminar, La Giralda, desde donde podemos disfrutar de una hermosa vista de la ciudad. En la catedral podemos ver también, hermosas obras de arte.
La Plaza De España, está hecha en estilo regionalista (mezcla de estilo mudéjar, gótico y renacentista). Los materiales usados son el ladrillo y la cerámica. Alrededor de la plaza hay 48 bancos dedicados a las provincias españolas (situadas en orden alfabético) decorados con azulejo de cerámica que representan acontecimientos históricos, el escudo, y el mapa de la provincia. Hay un pequeño arroyo alrededor de la plaza atravesado por 4 puentes que representan los 4 reinos que formaban la corona española: Castilla, León, Navarra y Aragón. Estos edificios actualmente son sede de diferentes organismos públicos y del gobierno civil y militar.