Puerta oriental del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, Carboneras se extiende a los pies de Sierra Cabrera, mirando al mar, con sus 14 kilómetros de playas. Conservando el encanto de los típicos pueblos pesqueros, la bonanza del clima y las excelentes playas hacen del rincón más meridional del Levante Almeriense un enclave único para el descanso. En todo el término municipal de Carboneras se pueden ver desde parajes áridos y semidesérticos a verdes ramblas y zonas de antiguas huertas que contrastan con la imagen que normalmente se tiene de esta parte de la geografía española. Es famosa por su tradición pesquera, por tener el 78% de su territorio dentro del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, la conocida Playa de Los Muertos, sus fiestas de moros y cristianos, así como la desaladora más grande de Europa.

Mojacar es uno de los pueblos con más encanto de la costa levantina almeriense. Su arquitectura popular de casas blancas, sus playas y su paisaje son su mejor reclamo turístico. Mojácar se extiende por una colina en las estribaciones de Sierra Cabrera. De impronta árabe, el núcleo urbano conserva su peculiar estructura de terrazas escalonadas, rincones y estrechas calles. A los pies de la población se localizan más de cinco kilómetros de magníficas playas.

La Fuente Mora de doce caños, antes de entrar al núcleo urbano, la maciza Iglesia de la Encarnación, iniciada mediado el siglo XVI, el aljibe del antiguo castillo nazarí, el Arco de Luciana y la Puerta de la Ciudad (que lleva a unos de los rincones más bellos del pueblo) merecen una mirada más atenta, aunque en Mojácar es difícil aconsejar al viajero dónde pararse, porque es una ciudad de rincones y los rincones, ya se sabe, establecen con facilidad su propio diálogo con el paseante. No hay pues, en el caso de Mojácar, más que un posible consejo al visitante: «Piérdase por sus calles, que siempre habrá algo que le hará pararse a contemplarlo».

Pueblo marinero por antonomasia del Levante Almeriense, Garrucha es, además, un centro turístico que conjuga el tipismo de la localidad con su excelente playa, una exquisita gastronomía basada en el pescado de la zona y todos los servicios para disfrutar de unas agradables vacaciones, incluyendo Puerto Deportivo. Industrioso enclave durante el siglo XIX, como recuerdo de su pasado minero queda la antigua Chimenea de las fundiciones de mineral. Todo emana sabor a mar: desde el antiguo depósito de sal o Afolí, de época andalusí, actual sede del Ayuntamiento, hasta el Castillo de Jesús Nazareno o Escobetas, construido bajo el reinado de Carlos III para la defensa de la costa, que, como no podía ser de otra manera, se yergue mirando al Mediterráneo.